Sociedad de Medicina Interna

de Buenos Aires

 

           Revista de la Sociedad de Medicina Interna
          de Buenos Aires

 Reflexiones en el día del Médico

Desde que históricamente se tenga conocimiento el médico ha tenido permanentemente el compromiso íntimo de hacer el bien social.
Por el juramento hipocrático que tiene ya una vigencia nada menos que de veinticinco siglos los médicos se comprometen moralmente desde el inicio de su labor profesional en hacer todo por la salud del enfermo , con un respeto sacrosanto por la dignidad de la persona humana.
Pero este pensamiento no siempre se mantuvo de modo invariable. Es así que a partir del siglo XVIII la persona enferma fue relegada a un segundo estamento, perdió individualidad y el paciente fue solo un órgano enfermo. No fue fulano de tal que padecía tal o cual enfermedad sino que fue lisa y llanamente un corazón o un hígado con tal o cual patología.
Paralelamente las decisiones terapéuticas corrían exclusivamente por cuenta del profesional como si el paciente fuera por caso un convidado de piedra o un esclavo como los de la época de Platón o el médico un honrado veterinario sólo interesado en hacer el bien.
Afortunadamente a partir de la segunda mitad del recién pasado siglo XX las aguas comenzaron a cambiar de rumbo.
Nuevos aires soplan entonces en el terreno de la bioética inspirados en criterios legales, filosóficos y más humanísticos donde la figura del paciente adquiere toda la importancia que merece cualquier criatura que more en la faz de la tierra.
Tres reglas éticas fundamentales protegen ahora la salud física, mental, espiritual y social de aquél que requiere el saber profesional para reparar sus dolencias:
•Veracidad en la información claramente requerida.

• Consentimiento informado de parte del paciente o sus responsables de los riesgos y beneficios de la terapéutica propuesta.

• Confidencialidad, es decir el resguardo del secreto médico.

Asimismo del lado del comportamiento del médico el respeto a rajatablas de normas inviolables de la bioética profesional , como son las que enumeraremos a continuación :

• Beneficencia, es decir hacer el bien por una cuestión de principios.

• No maleficencia, es decir no generar daño alguno por impericia, negligencia o imprudencia.

• Autonomía, es decir no aceptar presiones interesadas en la toma de decisiones que nada tengan que ver con la mejor protección del paciente, respondiendo así al Juramento Hipocrático de no usar los conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad ni aún bajo amenaza.

• Justicia, es decir el trato con equidad para toda persona cualquiera fuera su condición social, sus ideas políticas, su raza, religión o sexo.

Sin dejar de tener en cuenta que los médicos cumplen además con otros objetivos primordiales dirigidos al bien comunitario como:
• Promocionar la salud

• Prevenir la enfermedad

• Y por supuesto curar, aliviar o consolar al que sufre.

Por todo lo visto en este Día del Médico, elegido como tal en homenaje al eximio cubano Charles Finlay, quien en el año 1884 publicara sus magistrales conclusiones sobre la transmisión de la fiebre amarilla por el mosquito aedes aegypti, queremos realzar la labor desplegada por los médicos en esa lucha desigual contra el monstruo de los mil brazos que ataca de día y de noche con enfermedades y muerte, recordando aquí mismo la milenaria sentencia latina " Vir bonus medenis peritus".
"El médico es una buena persona perito en el arte de curar".

Dr. Miguel Falasco
Profesor Consulto de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Buenos Aires