El cáncer primitivo del pulmón (CP) es el tipo de cáncer
más común en el mundo en cuanto a su incidencia (1 millón de casos nuevos
por año, el 12,8% del total) y mortalidad (920.000 muertes anuales, el
17,8% del total). La incidencia y mortalidad aumentan rápidamente.
La sobrevida a los cinco años es en los Estados
Unidos de América del 14%, la mejor del mundo, y del
8% en Europa.
El mínimo de muertes atribuidas al CP excede el
número total de muertes de los cánceres de mama, colón y próstata. Así como
desde hace ya varios años se recomienda el catastro de los tres últimos, ya
que con ello ha habido una mejoría en la sobrevida a los cinco años, se
aborda ahora el catastro del CP por medio de la tomografía computada
espiralada de bajo miliamperaje (TC) para detectar tumores menores de 2 cm
de diámetro.
Los nódulos hallados por TC con calcificaciones
centrales (central, laminar, "pop corn"), con bordes lisos y un diámetro
mayor de 20 mm, son considerados benignos. Los nódulos > 2 cm con
espículas, forma irregular, bordes poco definidos y calcificaciones
excéntricas son considerados malignos. El resto, indeterminados.
La primera publicación sobre el uso de la TC
espiralada para el catastro del CP fue realizada por Kaneko y col. en
Japón, quienes detectaron 15 casos en 1996; en el año 2000 los mismos
autores hallaron 45 casos de CP en 42 casos. El diámetro medio de los casos
fue de 1,5 cm y el 81% eran de estadío IA. La supervivencia a los cinco
años fue del 78%.
En 1999, en Nueva York, Henschke y col estudiaron con
TC a 1.000 voluntarios y hallaron 27 casos con CP, de los cuales 27 eran de
estadío IA; en 15 de los 27 casos el diámetro tumoral era de 10 mm o menos.
En el año 2000, un estudio de la Clínica Mayo en los
Estados Unidos de América incorporó a 1.520
voluntarios, mayores de 50 años de edad, que habían
fumado como mínimo 20 paquetes-año. Se hallaron 25 CP (1,7% de 1.464
participantes y 1,1% de 2.244 nódulos); 23 casos de CP se diagnosticaron
con TC sola y 2, con citología sola. Por tipo celular, 6 eran epidermoides,
15 adenocarcinomas, 1 de células grandes y 3 de pequeñas células. El
diámetro medio de los CP de no pequeñas células fue de 17 mm. En 22 casos
se efectuó una resección curativa y en 7 casos se resecaron nódulos
benignos.
Estudios posteriores están midiendo los aumentos en
el volumen, medida más importante que la de los
diámetros nodulares. El aumento del volumen a través
de la TC evitaría la punción con aguja pre-quirúrgica.
Jett JR de la Clínica Mayo, es un entusiasta defensor de este método de
catastro y cree que el mismo aumenta la sobrevida y reduce la mortalidad.
Pero existen opiniones diferentes; Patz y col., en un estudio de 510
pacientes no hallaron diferencias estadísticas entre los tumores 3 cm y la
sobrevida; los pacientes con nódulos de 3 cm tuvieron los mismos resultados
que los pacientes con nódulos de 1 cm.
Estos y otros estudios sugieren que el comportamiento
biológico de los tumores (es decir, la capacidad de dar metástasis) es
variable y puede ser determinada antes de que la lesión sea detectada
radiográficamente. El desarrollo de metástasis puede depender más de
factores como la genética o la angio-génesis que del tamaño del tumor.
Un estudio realizado en Japón, publicado en el año
2003, sobre 15.342 personas sometidas a TC en busca de CP comprobó una
disminución en la mortalidad por CP. El 78% de los casos hallados
presentaba estadío I, con un diámetro mediano de 1,5 cm y sólo el 14%
pertenecía al estadío III ó IV.
Otro factor importante para el empleo de la TC como
catastro para el diagnóstico del CP es el costo de su aplicación.
Son pocos los países en el mundo que pueden aplicar
esta técnica en gran escala. Instituciones como la US Preventive Services
Task Force expresa que de los resultados hallados hasta fines del año 2003
en el
mundo no se pueden obtener conclusiones definitivas
acerca de la indicación absoluta de la TC para detectar el CP en un período
suficientemente precoz como para aplicar una terapéutica que mejore la
sobrevida de los pacientes. La falta de grupos controles de la evaluación
de la mortalidad, así como un elevado porcentaje de falsos positivos
contribuyen en el momento actual a adoptar esta conducta. Como bien dice
Spiro S., una indiscutible autoridad sobre el cáncer del pulmón en Gran
Bretaña, el catastro del CP comenzó con radiografías de tórax anuales y
citología del esputo pero su aplicación no mejoró la mortalidad comparada
con los controles. Ahora, se está buscando una solución con la TC. Pero el
manejo más importante del CP y su relación costo-beneficio es dejar de
fumar, y para quienes padecen la enfermedad son necesarios nuevos y
urgentes agentes terapéuticos.