Revista de la Sociedad de Medicina Interna
          de Buenos Aires

             El M�dico quemado. S�ndrome de Burn Out en
m�dicos en �reas cr�ticas

Dr. Jorge N. Mercado

No es raro que el m�dico que trabaja en �reas de cuidados cr�ticos sienta a veces que le molesta determinado paciente o su familia. En estos casos, le cuesta acercarse a la habitaci�n ocupada por este paciente, duda acerca de c�mo encarar el di�logo, del qu� y el c�mo transmitir las noticias sobre su estado y la evoluci�n de su enfermedad. En relaci�n a esta situaci�n, no del todo infrecuente en los servicios de Cuidados Intensivos, est� demostrado que en algunos casos, la elecci�n de la carrera m�dica, la hacen individuos con rasgos obsesivos en relaci�n a la poblaci�n general. Suelen tener m�s miedo a la muerte, sensaci�n �sta, adquirida aun antes o durante la formaci�n m�dica. La atenci�n del paciente grave en particular, despierta el temor a la propia enfermedad. Esta atenci�n produce un impacto f�sico y emocional que puede llevar a una respuesta ps�quica desmedida, sobre todo cuando el trabajo excede la capacidad del m�dico para enfrentarlo y solucionarlo de manera efectiva. En estas condiciones se vuelve m�s propenso a somatizar, automedicarse y abusar del alcohol y los f�rmacos, en especial sedantes.
En 1979 Maslah describe el t�rmino burn out (quemado) como el agotamiento en profesionales de servicios humanos, producido por la excesiva demanda f�sica y emocional. Si bien el principal s�ntoma es la p�rdida de la autoestima, no es extra�o encontrar otros s�ntomas como cefalea, fatiga, insomnio, malestar digestivo, irritabilidad, depresi�n o conductas adictivas.
El burn out es progresivo y deteriora el comportamiento, la afectividad y la vida personal del m�dico, convirti�ndolo en un elemento perturbador de la asistencia. En muchas ocasiones el m�dico comprometido termina dejando la especialidad o incluso la profesi�n, orientando su vida hacia otros campos de la actividad intelectual, generalmente relacionados con las artes pl�sticas o la m�sica.
Para prevenir este s�ndrome es necesario instrumentar horarios razonables, el trabajo en parejas, accesibilidad a la consulta con los m�dicos de m�s experiencia, la rotaci�n dentro de la unidad en �reas de menor exposici�n emocional, las reuniones frecuentes con los m�dicos de planta y el jefe de sala, donde puedan expresarse los conflictos personales que la asistencia produce y en algunas instancias, la ayuda psicol�gica y el cambio de especialidad como soluciones a esta enfermedad de los m�dicos intensivistas.


Dr. Jorge N. Mercado