Revista de la Sociedad de Medicina Interna
          de Buenos Aires

           Derechos del Paciente Terminal
                 
Dres. Levy Daniel, Litovska Sergio

Se considera paciente terminal a todo enfermo con una expectativa de vida de entre dos a tres meses y este concepto en la pr�ctica m�dica hace que muchas veces surjan conflictos �ticos, al tratar de compatibilizar los principios morales del paciente, su familia, la sociedad y los propios en el ejercicio de la profesi�n.

1) El paciente terminal tiene el derecho al principio bio�tico de la autonom�a o �autodeterminaci�n�, es decir, el respeto a las decisiones del enfermo en cuanto a las terapias que se le pudieran realizar y tiene el derecho a recibir toda la informaci�n necesaria.

El ejercicio de la autonom�a puede efectuarse mediante testamento, directa comunicaci�n entre el paciente y el equipo m�dico o por su familia en el caso de incompetencia, que implica: -Inexistencia de completa lucidez mental -Incapacidad de comprender la informaci�n que se le suministra �

 Imposibilidad de adoptar una decision voluntaria

El equipo de  salud debe estar concientizado de esta autonom�a y debe ser capaz de recorrer un camino interdisciplinario para encontrar las respuestas que hoy exige el avance de la sociedad y de la tecnolog�a.

Las decisiones del equipo m�dico en lo que hace a la abstenci�n o retiro de los medios de soporte vital deben ser discutidos y compartidos por el grupo asistencial y tener siempre presente la consulta con el Comit� de �tica de la Instituci�n.

2) Se destaca que el paciente terminal tiene el derecho al alivio de los s�ntomas f�sicos , por ejemplo la terapia del dolor, de los v�mitos, de la anorexia, de la constipaci�n o del insomnio entre los m�s frecuentes.

3) As� como tambi�n tiene el derecho al control de los s�ntomas psicol�gicos, por ejemplo depresi�n, ansiedad, ataques de p�nico, trastornos de excitaci�n y/o distress espiritual. Se debe remarcar que no s�lo en el paciente terminal sino tambi�n en el incurable en estado cr�tico, rige el principio general se�alado en la declaraci�n de Venecia �el deber del m�dico es curar y cuando sea posible aliviar el sufrimiento y actuar para proteger los intereses de sus pacientes, siempre debe actuar conforme le dicte su conciencia�.

Muchas veces y de acuerdo a este marco el profesional no puede vencer la formaci�n triunfalista de la medicina y esto le impide casi, recordar que la ciencia y la tecnolog�a son s�lo instrumentos para mejorar la calidad de vida, que tiende a su conservaci�n y no a la prolongaci�n de la agon�a, que es la situaci�n opuesta a la anterior.

4) La distanasia, sobre la cual est� publicado uestro trabajo en la Revista de la Sociedad de �tica, a�o 2003 N� 7, es la prolongaci�n innecesaria de la agon�a por el empleo inmoderado de medios terap�uticos desproporcionados.

En el paciente terminal deben aplicarse las medidas que permitan una muerte digna, sin que se justifiquen procedimientos que prolonguen el sufrimiento.

5) La exigencia de conducta m�dica �tica significa evitar la insistencia o ensa�amiento terap�utico en una situaci�n de vida irrecuperable.

6) La abstenci�n o retiro de los medios de soporte vital, no significar� bajo ning�n concepto privar al paciente de las medidas que le otorguen confort psicof�sico y espiritual, y se deben respetar los principios morales y/o religiosos de cada paciente en el momento de la muerte y tiene derecho a recibir apoyo emocional y a solicitar ayuda espiritual de personas de su elecci�n.

7) Deben ser escuchados sus conceptos y emociones sobre la forma de enfocar su muerte.

8) No morir solo, sino acompa�ado por personas de su afecto y debe respetarse la dignidad de su cuerpo una vez fallecido.

9) El paciente terminal y su familia deben ser tratados con la mayor amabilidad, respeto y afecto y dialogar profundamente sobre esta etapa de la vida, concientizando a los familiares que est�n lo m�s cerca posible del paciente terminal.

10) Si hay contenci�n dentro del marco familiar y el paciente est� aliviado de sus s�ntomas f�sicos se aconseja que pase el �ltimo trance de su enfermedad en su casa.

El equipo de salud, ya no s�lo el m�dico de cabecera, debe tener con el paciente terminal la mayor paciencia posible.

Muchas veces estar� con ira o enojo (como dec�a Job �por qu� esto me toca a m�?). Hay que escucharlo atentamente y dar respuestas adecuadas.

Con la fuerza de los �Salmos de David� para tener entereza y fortaleza para escuchar los lamentos y llantos del paciente, para asistirlo permanentemente y con el tacto que la circunstancia requiera.

La muerte es �un misterio� por el cual todos vamos a pasar y bajo esa perspectiva tenemos que basar la relaci�n m�dico-paciente terminal.

BIBLIOGRAF�A.

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