Revista de la Sociedad de Medicina Interna
          de Buenos Aires

           Un mal momento para el Cl�nico- Las malas noticias
 Dr. Roberto Reussi

La comunicaci�n de la informaci�n tiene una gran importancia en la contenci�n afectiva del paciente y la familia. Cuando las noticias son buenas, poco importa la forma utilizada para darlas. Cuando existen malas noticias en cuanto a la evoluci�n o el resultado de un estudio diagn�stico o tratamiento, su comunicaci�n requiere una profunda reflexi�n y entrenamiento. Quiz� la mejor gu�a para el m�dico sea la empat�a, ponerse en el lugar del familiar e intuir hasta d�nde y con qu� palabras puede escuchar lo malo que debe informarse.

El lenguaje es una de las expresiones del pensamiento y de la emoci�n y la palabra su instrumento, aunque no debemos olvidar que en el di�logo siempre coexisten una comunicaci�n verbal y una no verbal.

Cu�ntas veces hemos errado al intentar transmitir un mensaje mediante largos parlamentos plet�ricos de t�rminos t�cnicos, con los que nos sent�amos c�modos, quiz� evitando ser precisos, para no decir que las cosas iban mal y que no sab�amos c�mo iba a terminar -probablemente lo �nico significativo que hab�a que comunicar-. Hemos aprendido con los a�os a adaptar el mensaje a cada interlocutor, a trav�s del empleo de un lenguaje cotidiano y comprensible, para que la inquietud no se desplace a aspectos t�cnicos sin contenido.

En la comunicaci�n importan las caracter�sticas propias del individuo y de su cultura; es fundamental escuchar para saber qu� y hasta d�nde quieren escuchar. En la cultura anglosajona, la comunicaci�n suele ser personal, aut�noma y positivista: no se oculta ni disfraza la realidad, ni se minimizan el tiempo ni el tipo de evoluci�n de la patolog�a. Entre los latinos existe mayor resguardo en la informaci�n, y la familia desempe�a un rol importante en su transmisi�n. En este caso la comunicaci�n es grupal, protectora y esperanzada. Seg�n nuestra experiencia, hemos adquirido la convicci�n de que es el paciente quien debe marcar el perfil de comunicaci�n ha seguir, decidir cu�nto quiere saber y elegir tambi�n el c�mo y el cu�ndo.

Ante la demanda, siempre ofrecemos la informaci�n estimulando la esperanza realista. El paciente tiene derecho a la verdad y esta premisa debe respetarse a ultranza, sabiendo que este derecho no implica la sobre-informaci�n innecesaria de detalles t�cnicos que puede convertirse en un sufrimiento agregado. La verdad sigue siendo cierta si es parcial o total, resultando en ocasiones esta �ltima dolorosa e innecesaria.

Para la comunicaci�n no hay recetas �nicas, y esta habilidad madura con la experiencia y crece con la formaci�n human�stica del m�dico. En este contexto, la palabra del profesional adquiere un valor peculiar para el paciente, que no s�lo est� pendiente de ella, sino tambi�n de cada uno de sus gestos, intentando adivinar en �stos una verdad no verbalizada. El enfermo suele apreciar la verdad expresada con afecto y comprensi�n.

Sin duda el tiempo empleado en la transmisi�n del informe al paciente y la familia debe jerarquizarse como una de las medidas terap�uticas valiosas. Con frecuencia se escucha la queja "no me informaron nada", lo cual en muchos casos refleja una actitud incorrecta por parte de los m�dicos, pero en otros pone en evidencia la imposibilidad de encontrar el canal adecuado para satisfacer la expectativa del entorno. O bien, simplemente, se trata de no haber recibido el �nico informe que espera o�rse: el de que "todo anda bien".

 

Dr. Roberto Reussi
Fundaci�n Reussi.